The Peruvian government is moving away from the harsh eradication plans typical of US led ‘Drug War’ tactics. Watching other nations, like Columbia, endure chemical contamination of the land – and its people – without significant gains had led Peruvian leaders to think more deeply about the problem.
The US is the top consumer of cocaine, made from the coca leaf. Aggressive and often harmful eradication efforts in Peru isn’t going to reduce US demand.
Much of the nation’s coca production takes place in the VRAE Valley region of Peru. This region encompasses River Apurímac and River Ene Valleys. It is a region of grinding poverty. Basic services, like education and health care, were almost non-existent in 2006. At that time, about half of women and almost one third of the general population were illiterate. Chronic malnutrition affected about half of households. Most homes didn’t have drinkable running water. Clearly, it doesn’t make any logical sense at all to expect the farmers here to turn down the opportunity to grow coca when they can sell it.
Farmers in this remote rural area have made Peru the top coca and coca paste producer in the world. Instead of taking a hardline, complete eradication via chemicals and burning, the government is instead taking a common sense approach. These farmers feed their families by raising coca. The government plan goes beyond helping farmers to grow crops they can sell in the global marketplace, like coffee. Growing legal crops isn’t enough. They also have to be able to transport them.
The Peruvian government plans to invest in roads and other improvements to the area. The position of the government is that increasing the options that a farmer has and working with the farmers to improve their lives, as well as the lives of their families, is a far more effective means of reducing coca growing.
It makes sense. Forced eradication destroys lives, contaminating lands and exposing people to dangerous chemicals. The new focus of the government builds lives and improves the future for the next generation. When you attend a Spanish language school in Peru, you have the chance to learn more about all sides of this complex issue.
El gobierno peruano se está alejando de los duros planes de erradicación, típicos de las tácticas de la ‘Guerra contra las Drogas’ liderada por los Estados Unidos. Ver cómo otras naciones, como Colombia, sufren la contaminación química de la tierra y de su gente, sin obtener ganancias significativas, ha llevado a los lideres peruanos a pensar mas a fondo sobre el problema.
Estados Unidos es el mayor consumido de cocaína, elaborada a partir de la hoja de coca. Los intentos de erradicarla agresiva y perjudicialmente en Perú no van a reducir la demanda de los Estados Unidos.
La mayoría de la producción de coca de la nación se ubica en la región del Valle VRAE de Perú, la cual abarca los valles del Río Apurímac y del Río Ene. Es un lugar muy pobre; los servicios básicos – como educación y salud – eran casi inexistentes en 2006; casi la mitad de las mujeres y un tercio general de la población era analfabeta, y la malnutrición crónica afectaba a casi la mitad de los habitantes. La mayoría de las casa no tenia agua potable. No era lógico esperar que los campesinos de esta región rechazaran la oportunidad de sembrar coca para venderla.
Los granjeros de esta remota área rural han hecho de Perú el mayor productor de coca y pasta de coca del mundo. En vez de seguir la línea dura: la erradicación completa con químicos y quemas, el gobierno sigue un enfoque con mayor sentido común. Estos granjeros alimentan a su familia con el cultivo de la coca. El plan de gobierno va más allá de ayudar a los campesinos para que cultiven siembras, como el café, que puedan vender en el Mercado mundial. Cultivar siembras legales no es suficiente. Tienen que poder transportarlas también.
El gobierno peruano planea invertir en carreteras y otras mejoras en el área. La posición del gobierno es la de incrementar las opciones de los campesinos y trabajar con ellos para mejorar sus vidas y las vidas de sus familias. Estos son métodos más efectivos que la reducción de la siembra de coca.
Tiene sentido: La erradicación forzosa destruye vidas, contamina tierras y expone a la gente a los daños químicos. El nuevo enfoque del gobierno construye vidas y mejora el futuro de las próximas generaciones. Cuando asistas a la escuela de idioma español en Perú, tendrás la oportunidad de aprender más sobre los diferentes aspectos de este problema tan complejo.